Molino

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Molinos

Los molinos de viento de Fuerteventura son una de las señas de identidad más características de la isla, reflejando su pasado agrícola y la importancia del cereal en la economía local. Su historia se remonta a los siglos XVIII y XIX, cuando comenzaron a instalarse para aprovechar los fuertes vientos alisios que dominan la isla.

La llegada de los molinos significó una revolución en la producción de gofio, un alimento básico en la dieta canaria elaborado a partir de cereales tostados y molidos. Antes de su introducción, la molienda se realizaba manualmente con rudimentarias piedras de moler. Con la mecanización que supuso el molino, la producción se agilizó, permitiendo abastecer mejor a la población y facilitando el comercio con otras islas.

Existen dos tipos principales de molinos en Fuerteventura: los molinos harineros, de mayor tamaño y con aspas que giran sobre una torre, y las molinas, de menor tamaño y más manejables, introducidas posteriormente para optimizar el trabajo. Ambos tipos compartían una estructura de madera y mampostería, adaptándose a las condiciones climáticas de la isla.

Aunque hoy en día han perdido su función original debido a la modernización de la industria, muchos molinos han sido restaurados y forman parte del patrimonio cultural de Fuerteventura. Algunos se han convertido en museos y centros de interpretación, donde los visitantes pueden conocer su historia y el proceso de molienda tradicional.

Estos molinos no solo representan un testimonio del pasado agrícola majorero, sino que también se han convertido en un símbolo de identidad y orgullo para la isla, evocando la resistencia y adaptación de sus habitantes a un entorno árido y ventoso.